NO SON LOS MUERTOS…
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma
y aún viven todavía!
No son los muertos, no, los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos;
los que mueren con honra son los vivos
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos.
La vida es el honor y es el recuerdo
por eso hay muertos que en el mundo viven
y hombres que viven en el mundo muertos.
Antonio Muñóz Feijoo
(1851-1890) Nació en Popayán, Colombia; realizó sus estudios en la Universidad del Cauca, fundador de la ¨Escuela Literaria¨, redactó varios semanarios políticos y otros de carácter exclusivamente literarios. Autor de numerosas producciones literarias entre ellas poemas idílicos y épicos, además de escribir comedia.
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LETUM NON OMNIA FINIT
(La muerte no es el final de todo)
Los infortunios y penas de esta vida
se entrelazan y la vuelven muy pesada;
y toda esperanza crees abatida
cuando llegas al final de la jornada.
Buscas el plácido encuentro con la amada,
la siempre fiel y amorosa Galatea;
bella y blanca, está en el mármol cincelada,
esa amante que en las nieves argentea.
Te has adherido a tu eterna compañera,
a tu guía para siempre desde ahora;
tu asidua y tu fiel amante, la postrera,
la que va a ser «ad eternum» tu señora;
No podrás tener ya más lamentaciones,
ni los suplicios de este mundo padecer;
que en el cielo con los lauros te corones,
por tu vida de penares has merecer.
Muy dura y fría es la roca que sostienes,
bajo de ella, de lo terrenal te olvidas;
para entonces todo padecer detienes,
ese día que trasciendes a otra vida;
Bendito el día que acudes a la cita.
Feliz el momento de alcanzar la gloria.
Un canto por la victoria el alma grita.
Un borrón y cuenta nueva en la memoria.
«Letum non omnia finit» reza en el quicio
de la puerta siempre abierta del panteón;
que contradiga tan sabio frontispicio
no existe argucia legal ni religión.
Aquí hay sabios y muy doctos personajes;
hay de cunas muy humildes y muy nobles;
sin que cuente para nadie su linaje,
unánime dio la muerte su mandoble.
Cuando invada Luz Divina en su esplendor,
viviremos «per saecula saeculorum»
¡Amén! le diré a la orden del Señor,
que nos recibirá en su «Sancta Sanctorum».
Ese día del eterno nacimiento,
cuando arrojes de tu cuerpo todo el peso;
puntual la hora y el preciso momento
que recibes en tu frente excelso beso.
Julio César Martínez Matus
Nicaragüense – TLDR
*Imágen de la Red Internacional.
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